Las imágenes fotográficas que contiene son un testimonio de los andares por los rincones de México de Yampolsky durante tres décadas. Con sus cámaras Rolleiflex y Hasselblad, Mariana captó la vida cotidiana, las festividades patronales, religiosas y familiares de los pueblos mexicanos, así como la inocencia y sensibilidad de los niños, las mujeres y los hombres a través de retratos. La naturaleza, la comida y la arquitectura se vuelven un tema central en su obra. Los objetos se convierten en protagonistas o, algunas veces, muestran su relación con el sujeto fotografiado. Además de fotógrafa, Mariana fue grabadora, curadora, coleccionista y editora; todo su trabajo se enfocó en el resguardo y visibilidad de las tradiciones mexicanas. Ahí radica su valor histórico y cultural, que reconoce la diversidad de México y que nos permiten voltear la mirada hacia la condición humana, el alma y la importancia de lo cotidiano.